Robert Louis Stevenson - La Isla del Tesoro

Escritor escocés nacido en Edimburgo el 13 de noviembre de 1850, y muerto en noviembre de 1894, en Upolu.
Parte Primera: El viejo pirata
Capítulo 1. Y el viejo marino llegó a la posada del «Almirante Benbow»
Capítulo 2. La aparición de «Perronegro»
Capítulo 3. La Marca Negra
Capítulo 4. El cofre
Capítulo 5. La muerte del ciego
Capítulo 6. Los papeles del capitán

Parte Segunda: El cocinero de abordo
Capítulo 7. Mi viaje a Bristol
Capítulo 8. A la taberna «El Catalejo»
Capítulo 9. Las municiones
Capítulo 10. La travesía
Capítulo11. Lo que escuché desde el barril de manzanas
Capítulo12. Consejo de guerra

Parte Tercera: Mi aventura en la isla
Capítulo 13. Así empezó mi aventura en la isla
Capítulo14. El primer revés
Capítulo 15. El hombre de la isla

Parte Cuarta: La Empalizada
Capítulo 16.Cómo abandonamos el barco
Capítulo 17. El último viaje del chinchorro
Capítulo18. Cómo terminó nuestro primer dú de lucha
Capítulo 19. La guarnición de la empalizada .
Capítulo 20. La embajada de Silver
Capítulo 21. Al ataque

Parte Quinta: Mi aventura en el mar
Capítulo 22. Así empezó mi aventura en la mar
Capítulo 23. A la deriva
Capítulo 24. La travesía en el coraclo
Capítulo 25. Cómo arrié la bandera negra
Capítulo 26. Israel Hands
Capítulo 27. ¡Doblones!

Parte Sexta: El Capitán Silver
Capítulo 28. En el campamento enemigo
Capítulo 29. La Marca Negra , de nuevo
Capítulo 30 Bajo palabra
Capítulo 31. La busca del tesoro: la señal de Flint
Capítulo 32. La busca del tesoro: la voz entre los árboles
Capítulo 33. La caída de un jefe
Capítulo 34. Epílogo

Para S.L.O. ( Samuel Lloyd Osbourne ) , 
un caballero americano,
de acuerdo con cuyo clásico gusto
ha sido imaginada la narración que sigue,
y al que ahora, agradeciéndole tantas horas deliciosas, 
y con los mejores deseos,
dedica estas páginas su afectuoso amigo,

El Autor

Para el comprador indeciso

Si los cuentos que narran los marinos,
Hablando de temporales y aventuras, de sus amores y sus odios, 
De barcos, islas, perdidos Robinsones
Y bucaneros y enterrados tesoros,
Y todas las viejas historias, contadas una vez más 
De la misma forma que siempre se contaron, 
Encantan todavía, como hicieron conmigo,
A los sensatos jóvenes de hoy:

-¿Qué más pedir? Pero si ya no fuera así, 
Si tan graves jóvenes hubieran perdido 
La maravilla del viejo gusto
Por ir con Kingston o con el valiente Ballantyne,
O con Coopery atravesar bosques y mares:
Bien. ¡Así sea! Pero que yo pueda
Dormir el sueño eterno con todos mis piratas
Junto a la tumba donde se pudran ellos y sus sueños.