Al acabar la Guerra Civil se reprime la mentalidad liberal que había prevalecido durante la República. El nacionalsindicalismo, la ideología dominante, ocupa ahora la vida cultural del país.
Algunos escritores llegan a las filas franquistas tras haber experimentado una atracción más o menos profunda por las vanguardias, el fascismo italiano y la Falange, movimiento que proclama el sentimiento nacionalista y patriótico, la exaltación del trabajo, la revalorización del paisaje español, el orgullo de la tradición, la justificación de la violencia y la lucha abierta contra comunistas y judíos. Ernesto Jiménez Caballero, Jacinto Miquelarena (1891-1966) o Julio Camba (1882-1962) son buena muestra de ello. También en defensa de los ideales falangistas escriben sus ensayos de juventud Pedro Laín Entralgo (1908-2001), Antonio Tovar (1911-1985) o José Antonio Maravall (1911-1986).
En el grupo de los escritores de artículos periodísticos que exaltan las virtudes de la nueva manera de pensar sobresale la labor de algunos poetas y novelistas, como Rafael Sánchez Mazas (1894-1966), Dionisio Ridruejo (1912-1975), Sebastián Juan Arbó (1902-1984) o Álvaro Cunqueiro (1911-1981). A pesar de todo, tras la fiebre bélica, muchos de estos escritores evolucionan hacia posturas más liberales y, en algunos casos concretos, llegan a enfrentarse al nuevo régimen.
I. El ensayo filosófico
José Ortega y Gasset sale de España al estallar la Guerra Civil y a su regreso, en 1945, funda en Madrid el Instituto de Humanidades, en colaboración con Julián Marías. El espíritu de Ortega sigue vivo durante mucho tiempo y crea una escuela de pensadores que deja una profunda huella. El talante de esta nueva generación de intelectuales es muy diverso, desde las reflexiones puramente filosóficas de Xavier Zubiri a los estudios con inclinaciones literarias, sociológicas, políticas y psicológicas de María Zambrano, Pedro Laín Entralgo, José Luis López Aranguren y Julían Marías.
A) Javier Zubiri (1898-1983)
Javier Zubiri es es uno de los pensadores más originales de nuestro tiempo. Su filosofía, situada en la senda abierta por Husserl y por Heidegger, desemboca, más allá de la conciencia y de la existencia, en la aprehensión primordial de realidad. Esto le permite a Zubiri una nueva idea de la inteligencia, y una nueva idea de realidad. Desde el análisis de la inteligencia sentiente, Zubiri ha podido abordar prácticamente todos los grandes temas de la filosofía clásica: desde la materia hasta la libertad, desde la evolución hasta el problema de la voluntad, desde la historia hasta el problema de Dios. Una gran síntesis filosófica que aún espera ser comprendida más exhaustivamente, aplicada a nuevos campos de saber, y conducida a nuevos niveles de radicalidad filosófica.
La evolución de su pensamiento puede rastrearse en obras que van desde la fenomenología – Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio (1923) – y la ontología – Naturaleza, Historia y Dios (1944) – hasta la metafísica – Sobre la esencia (1962)y la trilogía La inteligencia humana (1980-1983)-. Zubiri se plantea el tema de Dios en estudios como En torno al problema de Dios (1935), Introducción al problema de Dios (1948) y El hombre y Dios (1984). Sus obras póstumas más relevantes son Sobre el hombre (1986), El problema filosófico de la historia de las religiones (1993) y Los problemas fundamentales de la metafísica occidental (1994).
B) María Zambrano (1904-1991)
María Zambrano nace en Vélez, Málaga, en 1904, hija de Blas José Zambrano, pensador y pedagogo liberal tanto social como político, y Araceli Alarcón Delgado también pedagoga, aunque con sólo cinco años se traslada con sus padres a Segovia, donde estudiará el bachillerato en el Instituto Nacional de Segovia. Cursa la licenciatura de Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid donde entra en contacto con los grandes maestros: Ortega y Gassett, Javier Zubiri, Manuel García Morente, Julián Barbudo, Maravall… A través de la Federación Universitaria Española llega a mediar dentro del ámbito político con personalidades como Camilo José Cela, Miguel Hernández, Arturo Serrano Plaja, entre otros. También participa en la Revista de Occidente y desde 1931 empieza a impartir clases en la universidad.
Sin embargo, a medida que evoluciona la guerra civil y debido a su militancia a favor de la causa republicana, tiene que exiliarse y no regresa a España hasta 1984. Obtiene el Premio Príncipe de Asturias de Humanidades (1981) y el Premio Cervantes (1984). Los temas centrales de su pensamiento son las relaciones entre la filosofía y la poesía – Pensamiento y poesía en la vida española (1939), Filosofía y poesía (1939)-, el sueño como proyecto de creación – El sueño creador (1965), Los sueños y el tiempo (1992)- y la preocupación por España – Los intelectuales en el drama de España. Ensayos y notas (1936-1939) (1977)-. También es autora de Delirio y Destino (1953), El hombre y lo divino (1955) y La confesión: género literario (1988).
C) Pedro Laín Entralgo (1908-2001)
Filósofo, médico y escritor español, Pedro Laín Entralgo nació el 15 de febrero de 1908 en Urrea de Gaén (Teruel). Hijo y nieto de médico rural, cursó estudios de Medicina y Química en la Universidad de Valencia. Fue Catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad Central de Madrid, incluso fue rector de ella, entre 1950 y 1954. Fiel seguidor del pensamiento de José Ortega y Gasset y Javier Zubiri, su contribución más significativa ha sido la elaboración de una antropología filosófica que tiene en cuenta la biología, la fisiología y la neurología.
Durante su juventud ingresa en la Falange y, más tarde, se integra en las corrientes de pensamiento democrático. Esta evolución ideológica se recoge en sus libros de memorias Descargo de conciencia (1930-1960), publicado en 1976, y Hacia la recta final. Revisión de una vida intelectual (1990). Sus escritos son verdaderos ensayos sobre la medicina y su historia – Medicina e historia (1941), Medicina moderna y contemporánea (1954), El diagnóstico médico (1984), entre otros – y sobre antropología – La espera y la esperanza. Historia y teoría del esperar humano (1957) -. Su preocupación por el pasado, presente y futuro de España que da expuesta en España como problema (1949), Una y diversa España (1968) o La edad de plata de la cultura española (1898-1963), de 1993.
D) José Luis López Aranguren (1909-1996)
Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid, consiguió la cátedra de ética y sociología en esta universidad en 1955. Vinculado a la izquierda progresista, además de criticar algunos aspectos del régimen de Franco, participó en 1965, junto a Enrique Tierno Galván, Agustín García Calvo, otros profesores y numerosos estudiantes, en una marcha de protesta por la falta de libertad de asociación. Fue sancionado y apartado de la universidad española y pasa a ejercer la docencia en Santa Bárbara (California) y en Aarhus (Dinamarca). Recibió el premio Nacional de Literatura en 1989 y el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 1995.
Entre su producción merecen especial atención las obras dedicadas a Eugenio d’Ors – La filosofía de Eugenio d’Ors (1945), Crítica y Meditación (1957)-, los ensayos sobre las religiones – Catolicismo y protestantismo como formas de existencia (1955), La crisis del catolicismo (1969) y Contralectura del catolicismo (1978)-, las reflexiones sobre ética y moral – Ética (1958), El marxismo como moral (1968)-, los análisis sobre la democracia – La democracia establecida. Una crítica intelectual (1979), España: una meditación política (1983) – y las críticas literarias, recogidas en Estudios literarios (1976). También es autor de La vejez como autorrealización personal y social (1992).
E) Julián Marías (1914-2005)
Julián Marías es el gran difusor de las doctrinas de Ortega, como se observa en La filosofía española actual: Unamuno, Ortega, García Morente y Zubiri (1948), Ortega I: circunstancias y vocación (1960) y Ortega II: las trayectorias (1983). Muestra especial interés por la vida española en ensayos como Los españoles (1962), Consideración de Cataluña (1974) o España inteligente. Razón histórica de las Españas (1985), entre otros. Su vasta producción fue publicada por la Revista de Occidente en diez volúmenes, titulados Obras.
II. El ensayo político
Tras la Guerra Civil española llega la dictadura del general Francisco Franco. Son años muy duros para la libertad de expresión y opinión, y los intelectuales tienen tres opciones: tomar partido por la ideología nacionalsindicalista que el poder apoya, mantenerse en una oposición clandestina o marchar al exilio.
Durante los primeros años sólo se permiten publicaciones que exaltan directamente el régimen político surgido de la Guerra Civil. Pero a partir de los años sesenta la situación empieza a cambiar y aparecen escritos en los que se ataca abiertamente el autoritarismo del general Franco y se da cabida a nuevas ideologías, entre ellas la marxista.
Los ensayos y artículos que se escriben durante esta época pueden dividirse en dos grupos: los ensayos afectos al régimen y los ensayos de oposición al régimen.
- Los ensayos que surgen de la pluma de los pensadores partidarios del franquismo destacan las virtudes del régimen y de su caudillo y legitiman el nuevo poder por razones coyunturales e históricas. Luis Carrero Blanco (1903-1973), Joaquín Ruiz-Giménez (1913), Jose María de Areilza (1909-1998), Rafael Calvo Serer (1916-1988) y Gonzalo Fernández de la Mora (1924-2002) forman parte de este grupo.
- Los ensayos de los que se oponen al régimen se inspiran a menudo en las doctrinas de Karl Marx. Dos revistas desempeñan un papel fundamental en la divulgación de esta doctrina en España: Realidad (1963) y Cuadernos de Ruedo Ibérico (1965), publicadas en Roma y París, respectivamente. Pero el grupo de opositores abarca muchas y variadas tendencias. Además del marxismo de Adolfo Vázquez (1915) y Gustavo Bueno (1925), encontramos el socalismo moderado de Enrique Tierno Galván (1918-1986), el catolicismo de izquierdas de Ignacio Fernández de Castro (1919) o el anarquismo nihilista de Agustín García Calvo (1926).
Enrique Tierno Galván (1918-1986)
Enrique Tierno Galván obtuvo en 1948 la cátedra de Derecho Político en la Universidad de Murcia, de donde pasa, en 1953, a la de Salamanca. En 1965 se vio apartado de su cátedra por razones políticas y marcha a las universidades de Princeton (New Jesey) y Puerto Rico, donde sigue ejerciendo la docencia. Desempeña un papel fundamental en la oposición antifranquista y lidera el Partido Socialista Popular, que más tarde se funda en el PSOE. Con la llegada de la democracia, recupera su cátedra en la Universidad Complutense de Madrid, y desde 1977 hasta su muerte ejerce de alcalde en la capital de España.
La evolución de su pensamiento se puede rastrear en sus escritos. Inicialmente aparece como historiador de las doctrinas políticas; fruto de esa época, marca por el relativismo y la tolerancia es La influencia de Tácito en los escritores políticos españoles del Siglo de Oro (1948). El pensamiento analítico sajón que introduce en España a través de sus traducciones y ensayos, lo lleva a la etapa funcionalista de XII tesis sobre el funcionalismo europeo (1955), La realidad como resultado (1960) y Escritos (1950-1960), de 1971. A partir de la década de los sesenta se observa en él una mayor preocupación por los principios filosóficos y científicos del socialismo y escribe obras como Costa y el regeneracionismo (1961), Tradición y modernismo (1962) y Humanismo y sociedad (1964). Otros ensayos de carácter diverso son Conocimiento y ciencias sociales (1966), La novela picaresca y otros escritos (1974) o ¿Qué es ser agnóstico? (1977).
III. El ensayo histórico
La huella dejada por Ramón Menéndez Pidal, así como la labor de Claudio Sánchez Albornoz y Américo Castro, autores novecentistas, dan un nuevo impulso a los estudios históricos. Muchos de estos estudios están relacionados con temas políticos, de manera que la interpretación que ofrecen de la historia está condicionada por la ideología de su autor. Junto a los estudios a favor del nuevo régimen, aparecen otros escritos por intelectuales que carecen de compromiso político o que defienden posturas liberales.
Entre los principales estudios históricos publicados en esta época sobresalen dos magnas obras: Compendio de Historia de España, de Ciriaco Pérez-Bustamante (1896-1975) y la Historia de España (1952-1959), en ocho volúmenes, de Ferrán Soldevila (1894-1971).
IV. El ensayo periodístico
La crítica y El ensayo en periódicos y revistas se encuentran con los mismos problemas que las demás manifestaciones culturales. La época de exaltación patriótica, tras la inmediata Guerra Civil, da paso al interés por la literatura y los problemas sociales. E incluso, más tarde, se anima a los jóvenes escritores a que experimenten con las nuevas vanguardias de los años setenta. Esta evolución es la misma en todos los periódicos, revistas y semanarios, que abandonan poco a poco los temas estrictamente políticos para interesarse por las nuevas corrientes literarias.
Entre los críticos y ensayistas de posguerra que publican habitualmente en periódicos y revistas encontramos autores de la talla de Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999), José Luis Cano (1912), Alonso Zamora Vicente (1916), Fernando Lázaro Carreter (1923-2004) o Rafael Sánchez Ferlosio (1927).
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