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Entremés de la elección de los alcaldes de Daganzo

Miguel de Cervantes (1547-1616)

Cervantes atesora una gran experiencia, rica en conocimientos sobre gentes, lugares y situaciones, su vida y su obra reflejan el proceso de maduración profunda, en todos los sentidos, de un hombre entregado a sus ideales, primero militares y luego literarios, con ahínco admirables. La vida le ofreció la cara adversa; pero este mismo hecho posibilitó la más grande obra de nuestra literatura.
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(Salen EL BACHILLER. PESUÑA; PEDRO ESTORNUDO, escribano; PANDUR, regidor, y ALONSO ALGARROBA , regidor.)

PANDURO. Rellánense, que todo saldrá a cuajo,

Si es que lo quiere el cielo benditísimo.

ALGARROBA. Mas echémoslo a doce, y no se venda.

PANDURO. Paz, que no será mucho que salgamos

Bien del negocio, si lo quiere el cielo.

ALGARROBA. Que quiera, o que no quiera, es lo que importa.

PANDURO. ¡Algarroba, la luenga se os deslicia!

Habrad acomedido y de buen rejo,

Que no me suenan bien esas palabras:

«Quiera o no quiera el cielo.» Por San Junco,

Que, como presomís de resabido,

Os arrojáis a trochemoche en todo.

ALGARROBA. Cristiano viejo soy a todo ruedo,

Y creo en Dios a pies jontillas.

BACHILLER. Bueno;

No hay más que desear.

ALGARROBA. Y si por suerte

Hablé mal, yo confieso que soy ganso,

Y doy lo dicho porno dicho.

ESCRIBANO. Basta;

No quiere Dios, del pecador más malo,

Sino que viva y se arrepienta.

ALGARROBA. Digo

Que vivo y me arrepiento, y que conozco

Que el cielo puede hacer lo que él quisiere,

Sin que nadie le pueda ir a la mano,

Especial cuando llueve.

PANDURO. De las nubes,

Algarroba, cae el agua, no del cielo.

ALGARROBA. ¡Cuerpo del mundo! Si es que aquí venimos

A reprochar los unos a los otros,

Díganmoslo; que a fe que uno no le falte

Reproches a Algarroba a cada paso.

BACHILLER. Redeamus ad rem, ¿señor Panduro

Y señor Algarroba; no se pase

El tiempo en niñerías escusadas.

¿Juntámonos aquí para disputas

Impertinentes? ¡Bravo caso es éste,

Que siempre que Panduro y Algarroba

Están juntos, al punto se levantan

Entre ellos mil borrascas y tormentas

De mil contraditorias intenciones!

ESCRIBANO. El señor bachiller Pesuña tiene

Demasiada razón. Véngase al punto,

Y mírese qué alcaldes nombraremos

Para el año que viene, que sean tales,

Que no los pueda calumniar Toledo,

Sino que los confirme y dé por buenos,

Pues para esto ha sido nuestra junta.

PANDURO. De las varas hay cuatro pretensores:

Juan Berrocal, Francisco de Humillos,

Miguel Jarrete y Pedro de la Rana;

Hombres todos de chapa y de caletre,

Que pueden gobernar, no que a Dagonazo,

Sino a la misma Roma.

ALGARROBA. A Romanillos

ESCRIBANO. ¿Hay otro apuntamiento? ¡Por San pito,

Que me salga del corro!

ALGARROBA. Bien parece

Que se llama Estornudo el escribano,

Que así se le encarama y sube el humo.

Sosiéguese, que yo no diré nada.

PANDURO. ¿Hallarse han, por ventura, en todo el sorbete?

ALGARROBA. ¿Qué es sorbe, sorbe-huevos? Orbe diga

El discreto Panduro, y serle ha sano.

PANDURO. Digo que en todo el mundo no es posible

Que se hallen cuatro ingenios como aquestos

De nuestros pretensores.

ALGARROBA. Por lo menos,

Yo sé que Berrocal tiene el más lindo Distinto.

ESCRIBANO. ¿Para qué?

ALGARROBA. Para ser sacre

En esto de mojón y cata-vinos.

En mi casa probó los días pasados

Una tinaja, y dijo que sabía

El claro vino a palo, a cuero y hierro.

Acabó la tinaja su camino

Y hallóse en el asiento della un palo

Pequeño, y dél pendía una correa

De cordobán y una pequeña llave.

ESCRIBANO. ¡Oh rara habilidad! ¡Oh raro ingenio!

Bien puede gobernar, el que tal sabe,

A Alanís y a Cazalla, y aun a Esquivias.

ALGARROBA. Miguel Jarrete es águila.

BACHILLER. ¿En qué modo?

ALGARROBA. En tirar con un arco de bodoques.

¿Qué, tan certero es?

ALGARROBA. Es de manera,

Que, si no fuese porque los más tiros

Se da en la mano izquierda, no habría pájaro

En todo este contorno.

BACHILLER. ¡Para alcalde,

Es rara habilidad y necesaria!

ALGARROBA. ¿Qué diré de Francisco de Humillos?

Un zapato remienda como un sastre.

Pues ¿Pedro de la Rana? No hay memoria

Que a la suya se iguale; en ella tiene

Del antiguo y famoso perro de Alba

Todas las coplas, sin que letra falte.

PANDURO. Éste lleva mi voto.

ESCRIBANO. Y aun el mío.

ALGARROBA. A Berrocal me atengo.

BACHILLER. Yo a ninguno

Si es que no dan más pruebas de su ingenio,

A la jurisprudencia encaminadas.

ALGARROBA. Yo daré un buen remedio, y es aqueste:

Hagan entrar los cuatro pretendientes,

Y el señor Bachiller Pesuña puede

Examinarlos, pues del arte sabe,

Y, conforme a su ciencia, así veremos

Quién podrá ser nombrado para el cargo.

ESCRIBANO. ¡Vive Dios, que es rarísima advertencia!

PANDURO. Aviso es que podrá servir de arbitrio

Para su majestad; que, como en corte

Hay potra-médicos, haya potra-alcaldes.

ALGARROBA. Prota, señor Panduro, que no potra.

PANDURO. Como vos no hay fiscal en todo el mundo.

ALGARROBA. ¡Fiscal, pese a mis males!

ESCRIBANO. ¡Por Dios santo

Que es Algarroba impertinente!

ALGARROBA. Digo

Que, pues se hace examen de barberos,

De herradores, de sastres, y se hace

De cirujanos y otras zarandajas,

También se examinasen para alcaldes,

Y, al que se hallase suficiente y hábil

Para tal menester, que se le diese

Carta de examen, con la cual podría

El tal examinado remediarse;

Porque de lata en una blanca caja

La carta acomodando merecida,

A tal pueblo podrá llegar el pobre,

Que le pesen a oro; que hay hogaño

Carestía de alcaldes de caletre

En lugares pequeños casi siempre.

BACHILLER. Él lo está muy bien dicho y bien pensado.

Llamen a Berrocal, entre, y veamos

Dónde llega la raya de su ingenio.

ALGARROBA. Humillos, Rana, Berrocal, Jarrete,

Los cuatro pretensores, se han entrado.

(Entran estos cuatro labradores.)

Ya los tienes presentes.

BACHILLER. Bien venidos

Sean vuesas mercedes.

BERROCAL. Bien hallados

Vuesas mercedes sean.

PANDURO. Acomódense,

Que asientos sobran.

HUMILLOS. Siéntome, y me siento

JARRETE. Todos nos sentaremos, Dios loado.

RANA. ¿De qué os sentís, Humillos?

HUMILLOS. De que vaya

Tan a la larga nuestro nombramiento.

¿Hémoslo de comprar a gallipavos,

A cántaros de arrope y a abiervadas,

Y botas de lo añejo tan crecidas,

Que se arremetan a ser cueros? Díganlo,

Y pondráse remedio y diligencia.

BACHILLER. No hay sobornos aquí; todos estamos

RANA. Bueno;

Yo me contento.

De un común parecer, y es, que el que fuere

Más hábil para alcalde, ése se tenga

Por escogido y por llamado.

BERROCAL. Y Yo.

BACHILLER. Mucho en buen hora.

HUMILLOS. También yo me contento.

JARRETE. Dello gusto.

BACHILLER. Vaya de examen, pues.

HUMILLOS. De examen venga.

BACHILLER. ¿Sabéis leer, Humillos?

HUMILLOS. No, por cierto,

Ni tal se probará que en mi linaje

Haya persona tan de poco asiento,

Que se ponga a aprender esas quimeras,

Que llevan a los hombres al brasero,

Y a las mujeres a la casa llana.

Leer no sé, mas sé otras cosas tales,

Que llevan al leer ventajas muchas.

BACHILLER. Y ¿cuáles cosas son?

HUMILLOS. Sé de memoria

Todas cuatro oraciones, y las rezo

Cada semana cuatro y cinco veces.

RANA. Y ¿con eso pensáis de ser alcalde?

HUMILLOS. Con esto, y con ser yo cristiano viejo,

Me atrevo a ser un senador romano.

BACHILLER. Está muy bien. Jarrete diga agora

Qué es lo que sabe.

JARRETE. Yo, señor Pesuña,

Sé leer, aunque poco; deletreo,

Y ando en el be-a-ba bien ha tres meses,

Y en cinco más daré con ello a un cabo;

Y, además desta ciencia que ya aprendo,

Sé calzar un arado bravamente.

Y herrar, casi en tres horas, cuatro pares

De novillos briosos y cerreros;

Soy sano de mis miembros, y no tengo

ordez ni cataratas, tos ni reumas,

Y soy cristiano viejo como todos,

Y tiro con un arco como un Tulio.

ALGARROBA. ¡Raras habilidades para alcalde,

Necesarias y muchas!

BACHILLER. Adelante.

¿Qué sabe Berrocal?

BERROCAL. Tengo en la lengua

Toda mi habilidad, y en la garganta;

No hay mojón en el mundo que me llegue:

Sesenta y seis sabores estampados

Tengo en el paladar, todos vináticos.

ALGARROBA. Y ¿quiere ser alcalde?

BERROCAL. Y lo requiero;

Pues cuando estoy armado a lo de Baco,

Así se me aderezan los sentidos,

Que me parece a mí que en aquel punto

Podría prestar leyes a Licurgo

Y limpiarme con Bártulo.

PANDURO. ¡Pasito,

Que estamos en concejo!

BERROCAL. No soy nada

Melindroso ni puerco; sólo digo

Que no se me malogre mi justicia,

Que echaré el bodegón por la ventana.

BACHILLER. ¿Amenazas aquí? ¡ Por vida mia,

Mi señor Berrocal, que valen poco!

¿Qué sabe Pedro Rana?

Como Rana,

RANA. Habré de cantar mal; pero, con todo

Diré mi condición, y no mi ingenio.

Yo, señores, si acaso fuese alcalde,

Mi vara no sería tan delgada

Como las que se usan de ordinario;

De una encina o de un roble la haría

Y gruesa de dos dedos, temeroso

Que no me la encorvase el dulce peso

De un bolsón de ducados, ni otras dádivas,

O ruegos, o promesas, o favores,

Que pesan como plomo, y no se sienten

Hasta que os han brumado las costillas

Del cuerpo y alma; y, junto con aquesto,

Sería bien criado y comedido,

Parte severo y nada riguroso;

Nunca deshonraría al miserable

Que ante mí le trujesen sus delitos;

Que suele lastimar una palabra

De un juez arrojado, de afrentosa,

Mucho más que lastima su sentencia,

Aunque en ella se intime cruel castigo.

No es bien que el poder quite la crianza,

Ni que la sumisión de un delincuente

Haga al juez soberbio y arrogante.

ALGARROBA. ¡Vive Dios, que ha cantado nuestra Rana

Mucho mejor que un cisne cuando muere!

PANDURO. Mil sentencias ha dicho censorinas.

ALGARROBA. De Catón Censorino; bien ha dicho

El regidor Panduro.

PANDURO. ¡ Reprochadme!

ALGARROBA. Su tiempo se vendrá.

ESCRIBANO. Nunca acá venga.

¡Terrible inclinación es, Algarroba,

La vuestra en reprochar!

ALGARROBA. No más, so escriba.

ESCRIBANO. ¿Qué escriba, fariseo?

BACHILLER. ¡Por San Pedro,

Que son muy demasiadas demasías

Estas!

ALGARROBA. Yo me burlaba.

ESCRIBANO. Y yo me burlo.

BACHILLER. Pues no se burlen más, por vida mia.

ALGARROBA. Quien miente, miente.

ESCRIBANO. Y quien verdad pronuncia,

Dice verdad.

ALGARROBA. Verdad.

ESCRIBANO. Pues punto en boca.

HUMILLOS. Esos ofrecimientos que ha hecho Rana,

Son desde lejos. A fe que si él empuña

Vara, que él se trueque y sea otro hombre

Del que ahora parece.

BACHILLER. Está de molde

Lo que Humillos ha dicho.

HUMILLOS. Y más añado:

Que si me dan la vara, verán cómo

No me mudo, ni trueco, ni me cambio

BACHILLER. Pues veis aquí la vara, y haced cuenta

Que sois alcalde ya.

ALGARROBA. ¡Cuerpo del mundo!

¿La vara le dan zurda?

HUMILLOS. ¿Cómo zurda?

ALGARROBA. Pues ¿no es zurda esta vara? Un sordo o mudo

Lo podrá echar de ver desde una legua.

HUMILLOS. ¿Cómo, pues, si me dan zurda la vara,

Quieren que juzgue yo derecho?

ESCRIBANO. El diablo

Tiene en el cuerpo este Algarroba; ¡miren

Dónde jamás se han visto varas zurdas!

(Entra uno.)

UNO. Señores, aquí están unos gitanos

Con unas gitanillas milagrosas;

Y aunque la ocupación se les ha dicho

En que están sus mercedes, todavía

Porfian que han de entrar a dar solacio

A sus mercedes.

BACHILLER. Entren, y veremos

Si nos podrán sevir para la fiesta

Del Corpus, de quien yo soy mayordomo.

PANDURO. Entren mucho en buena hora.

BACHILLER. Entren luego.

HUMILLOS. Por mí, ya los deseo.

JARRETE. Pues yo, ¡pajas!

RANA. ¿Ellos no son gitanos? Pues advierten

Que no nos hurten las narices.

UNO. Ellos.

Sin que los llamen, vienen; ya están dentro.

(Entran los musicos gitanos, y dos gitanas bien aderezadas, y al son deste romance, que hande cantar los músicos, ellas dancen)

MÚSICOS. «Reverencia os hace el cuerpo,

Regidores de Daganzo,

Hombres buenos de repente

Hombres buenos de pensado;

De caletre prevenidos

Para proveer los cargos

Que la ambición solicita

Entre moros y cristianos.

Parece que os hizo el cielo,

El cielo, digno, estrellado,

Sansones para las letras,

Y para las fuerzas Bártulos.»

JARRETE. Todo lo que se canta toca historia.

HUMILLOS. Ellas y ellos son únicos y ralos.

ALGARROBA. Algo tiene de espesos.

BACHILLER. Ea, sufficit.

MÚSICOS. «Como se mudan los vientos,

Como se mudan los ramos,

Que, desnudos en invierno, 275

Se visten en el verano

Mudaremos nuestros bailes

Por puntos, y a cada paso,

Pues mudarse las mujeres

No es nuevo ni extraño caso.

¡ Vivan de Daganzo los regidores,

Que parecen palmas, puesto que son robles!»

(Bailan.)

JARRETE. ¡Brava troya, por Dios!

HUMILLOS. Y muy sentida.

BERROCAL. Éstas se han de imprimir, para que quede

Memoria de nosotros en los siglos

De los siglos. Amén.

BACHILLER. Callen, si pueden.

«Vivan y revivan,

Y en siglos veloces

Del tiempo los días

Pasen con las noches,

Sin trocar la edad,

Que treinta años forme,

Ni tocar las hojas

De sus alcornoques.

Los vientos, que anegan

Si contrarios corren,

Cual céfiros blandos

En sus mares soplen.

¡Vivan de Daganzo los regidores,

Que palmas parecen, puesto que son robles!»

BACHILLER. El estribillo en parte me desplace;

Pero, con todo, es bueno.

BERROCAL. Ea, callemos.

MÚSICOS. «Pisaré yo el polvico,

A tan menudico,

Pisaré yo el polvó,

A tan menudó.»

PANDURO. Estos músicos hacen pepitoria

De su cantar.

HUMILLOS. Son diablos los gitanos.

MÚSICOS. «Pisaré yo la tierra

Por más que esté dura,

Puesto que me abra en ella

Amor sepultura,

Pues ya mi buena ventura

Amor la pisó

A tan menudó.»

«Pisaré yo lozana

El más duro suelo,

Sien él acaso pisas

El cual que recelo;

Mi bien se ha pasado en vuelo,

Y el polvo dejó

A tan menudó.»

(Entra UN SOTA SACRISTÁN. , muy mal endeliñado)

SACRISTÁN. Señores regidores, ¡voto a dico,

Que es de bellacos tanto pasatiempo!

¿Así se rige el pueblo, noramala,

Entre guitarras, bailes y bureos?

BACHILLER. ¡Agarrale, Jarete!

JARRETE. Ya le agarro.

BACHILLER. Traigan aquí una manta; que, por Cristo,

Que se ha de mantear este bellaco,

Necio, desvergonzado e insolente,

Y atrevido además.

SACRISTÁN. ¡Oigan, señores!

ALGARROBA. Volverá con la manta a las volantas.

(Éntrase ALGARROBA. )

SACRISTÁN. Miren que les intimo que soy présbiter.

BACHILLER. ¿Tú presbitero, infame?

SACRISTÁN. Yo presbítero,

O de prima tonsura, que es lo mismo.

PANDURO. Agora lo veredes, dijo Agrajes.

SACRISTÁN. No hay Agrajes aquí.

BACHILLER. Pues habrá grajos

Que te piquen la lengua y aun los ojos.

RANA. Dime desventurado: ¿qué demonio

Se revistió en tu lengua? ¿Quién te mete

A ti en reprehender a la justicia?

¿Has tú de gobemar a la república?

Métete en tus campanas y en tu oficio;

Deja a los que gobieman, que ellos saben

Lo que han de hacer, mejor que no nosotros.

Si fueren malos, ruega por su enmienda;

Si buenos, porque Dios no nos los quite.

BACHILLER. Nuestro Rana es un santo y un bendito.

(Vuelve ALGARROBA. ; trae la manta.)

ALGARROBA. No ha de quedar por manta.

BACHILLER. Asgan, pues, todos,

Sin que queden gitanos ni gitanas.

¡Arriba, amigos!

SACRISTÁN. ¡Por Dios, que va de veras!

¡Vive Dios, si me enojo, que bonito

Soy yo para estas burlas! ¡Por San Pedro

Que están descomulgados todos cuantos

Han tocado los pelos de la manta!

RANA. Basta, no más; aquí cese el castigo;355

Que el pobre debe estar arrepentido.

SACRISTÁN. Y molido, que es más. De aquí adelante

Me coseré la boca con dos cabos

De zapatero.

RANA. Aqueso es lo que importa.

BACHILLER. Vénganse los gitanos a mi casa,360

Que tengo qué decilles.

GITANOSTras ti vamos.

BACHILLER. Quedarse ha la elección para mañana,

Y desde luego doy mi voto a Rana.

GITANOS. ¿Cantaremos, señor?

BACHILLER. Lo que quisiéredes.

PANDURO. No hay quien cante cual nuestra Rana canta.

JARRETE. No solamente canta, sino encanta.

(Éntranse cantando: «Pisaré yo el polvico...»)

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