Teoría económica de la inmigración

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A. La decisión de emigrar: la teoría del capital humano

De acuerdo con esta teoría, los trabajadores consideran la decisión de emigrar como cualquier otro tipo de inversión en capital humano. Para ello, calculan el valor de las oportunidades de empleo, disponibles en cada mercado de trabajo, netas de los costes de traslado, y eligen aquélla opción que maximiza el valor presente neto de la corriente futura de ganancias esperadas.

Así, los factores que influyen en la decisión de emigrar (empíricamente constatables) son, por ejemplo:

  • una mejora en las oportunidades de empleo y salario disponibles en el país de destino (correlación directa)
  • una mejora de las ganancias esperadas en el país de origen (correlación inversa)
  • un aumento en los costes de traslado (correlación inversa)…

En último término, la decisión de emigrar se producirá cuando existan oportunidades de que el trabajador recupere su inversión.

Existe una gran cantidad de estudios que intenta verificar si el tamaño y la dirección de los flujos migratorios son consistentes con la hipótesis de la maximización del valor presente. La evidencia empírica sugiere que la probabilidad de emigrar es muy sensible al diferencial de rentas entre el país de origen y el destino. También se ha encontrado una correlación positiva entre las condiciones de empleo y la decisión de emigrar. Por último se ha encontrado una correlación negativa entre la probabilidad de emigrar y la distancia. Estos resultados son consistentes con la hipótesis de que los trabajadores se trasladan las regiones o países en los que maximizan el valor presente descontado de sus ganancias futuras.

Otros factores que influyen en la decisión de emigrar son las características personales de los trabajadores, tales como la edad y la educación. Debemos destacar aquí la autoselección del flujo de inmigrantes: los trabajadores que decidan emigrar no constituyen una muestra aleatoria de la población del país de origen, sino que tiene ciertas características personales que hacen que su probabilidad de emigrar sea distinta a la media de la población del país de origen. Así, una mayor edad implica una menor probabilidad a emigrar (ya que los trabajadores más mayores tienen un menor horizonte temporal para beneficiarse los rendimientos de su inversión). Existe también una correlación positiva entre el nivel educación del trabajador y la probabilidad de emigrar (ya que los trabajadores con mayor nivel educativo son más eficientes a la hora de descubrir las oportunidades de empleo).

Por otra parte, es muy probable que los trabajadores que han emigrado vuelvan en algún momento su país de origen, o bien decidan emigrar posteriormente otro país. Esta alta propensión de los emigrantes a trasladarse de nuevo no sería consistente con el modelo de maximización de la renta presentado anteriormente. La explicación debemos encontrarla por un lado en que los trabajadores se dan cuenta de que la decisión inicial de emigrar estaba equivocada (debido a la incertidumbre respecto a las condiciones económicas existentes en el país de destino), y por otra parte debido a que los trabajadores pueden tomar la decisión de emigrar por un corto periodo de tiempo (con la intención de adquirir en el país de destino una serie de cualificaciones que después aprovecharán en su país de origen).

Finalmente, muchas de las decisiones de emigrar se toman el contexto de la familia. Es decir, si la familia en su conjunto mejora, se tomará la decisión de emigrar. Supongamos, para simplificar, que una familia se compone de dos personas: la familia emigrará si la suma del diferencial de las rentas esperadas en el país de origen y en el de destino de ambas personas es positiva (podría ocurrir que la decisión óptima para la familia como unidad no coincida necesariamente con la decisión óptima para cada uno de sus miembros: es decir, que un cónyuge empeore con el cambio siempre que la ganancia del otro cónyuge compense dicha pérdida).

B. Comportamiento laboral de los inmigrantes en el país de destino: asimilación y efectos cohorte

Existen numerosos estudios sobre el análisis del nivel de cualificación y de ganancias de la población inmigrante en el país de destino. En estos estudios se considera comportamiento laboral de los inmigrantes como una medida de su contribución al crecimiento económico en el país de destino. Si dicha contribución se produce, los trabajadores nativos no tendrán que preocuparse de la posibilidad de que los inmigrantes se conviertan en una carga. De igual manera, si los inmigrantes carecen de las cualificaciones que los empleadores del país de destino demandan y encuentran difícil su adaptación a las condiciones del mercado de trabajo receptor, la inmigración podría incrementar significativamente los costes asociados a los programas de bienestar social.

  • La evidencia empírica sugiere que las ganancias de los inmigrantes están por debajo de los de los nativos durante, aproximadamente, los quince primeros años de su actividad laboral. La explicación es que, inicialmente, los inmigrantes carecen de muchas de las habilidades que son necesarias y valoradas por los empleadores en el país de destino, tales como, por ejemplo, el idioma.
  • En segundo lugar, se observa que el perfil de ganancias de los inmigrantes presenta una mayor pendiente que el de los nativos, es decir, las ganancias de los inmigrantes crecen más rápido que las de los nativos. La explicación nos la ofrece la teoría del capital humano: a medida que los inmigrantes aprenden el idioma y las características del mercado de trabajo del país de destino, su stock de capital humano crece en relación con el de los nativos (las ganancias de los inmigrantes empiezan a converger hacia las de los nativos) .
  • Lo que esta teoría no puede explicar es el hecho de que a partir de los 15 años en el país de destino, los inmigrantes empiezan a tener unas ganancias superiores a las de los nativos. La explicación proviene del argumento de la autoselección: los trabajadores que deciden emigrar son diferentes del resto. Únicamente las personas con habilidades excepcionales deciden abandonar su país de origen y emprender la ventura de emigrar. Así, son más productivos que los nativos una vez que adquieren las habilidades específicas necesarias para desarrollar su actividad laboral en el país de destino.

Podrían también existir los denominados efectos cohorte entre las diferentes olas de inmigrantes, consistentes en que los inmigrantes que acaban de llegar al país de destino sean intrínsecamente diferentes de aquellos que emigraron hace más de 20 años. Siendo este el caso, utilizar la experiencia de aquellos que emigraron hace más de 20 años para predecir comportamiento laboral futuro de los emigrantes actuales puede conducir a conclusiones completamente erróneas. Si existen efectos de cohorte, el hecho de que los inmigrantes que llegaron hace más años ganen más que los que han llegado más recientemente no necesariamente indica que se produce un efecto asimilación a medida que los inmigrantes acumulan las habilidades específicas necesarias en el mercado de trabajo del país de destino (por ejemplo, en Estados Unidos existe un fuerte efecto cohorte debido al menor énfasis que las nuevas leyes inmigración en dicho país han puesto sobre la cualificación de los trabajadores como condición de admisión) .

C. La autoselección de los inmigrantes: el modelo de Roy

Este modelo clasifica a los inmigrantes distinguiendo entre trabajadores cualificados y no cualificados. Según este modelo, los trabajadores toman la decisión de emigrar en función de la dispersión salarial que exista entre el país de origen y el de destino.

  • Así, en el caso de trabajadores que residen en un país con baja tasa de rendimiento de capital humano (donde los trabajadores cualificados no ganan mucho más que los no cualificados), existirán mayores incentivos para qué los trabajadores más cualificados emigren en el caso de que las cualificaciones laborales sean transferibles de un país a otro (produciéndose un fenómeno de fuga de cerebros del país de origen al país de destino). Este fenómeno se denomina autoselección positiva.
  • Por el contrario, considerando la situación de trabajadores en cuyo país de origen se ofrece una elevada tasa de rendimiento capital humano, los trabajadores que tendrán más incentivos emigrar serán los menos cualificados. (autoselección negativa)

Por tanto, según el modelo de Roy, el principal determinante de la composición del flujo de inmigrantes en términos de su cualificación es la dispersión salarial existente entre el país de origen y el de destino. La evidencia empírica corrobora las previsiones teóricas de éste modelo.

Según este modelo, ni el nivel de renta inicial en el país de origen o el de destino ni los costes de emigrar determinan el tipo de selección que se genera, aunque sí afectan al tamaño de los flujos. Es importante destacar que este modelo ofrece únicamente una visión por el lado de la oferta. Sin embargo, la inmigración está altamente regulada en la mayoría de los países. Por ello, tanto el tamaño como la composición del flujo quedan determinadas también por el lado de la demanda.

“TEORÍA DE LA TRANSFERIBILIDAD DEL CAPITAL HUMANO (Friedberg, 1996): a su llegada al país receptor los trabajadores extranjeros manifiestan una desventaja en el mercado laboral, en relación con los nacionales, como consecuencia del desconocimiento del idioma y de otros conocimientos específicos. De este modo, el stock de capital humano de los inmigrantes no será, en un principio, totalmente transferible al mercado de trabajo del país de destino. Sin embargo, a medida que aumenta el tiempo de residencia, los inmigrantes invertirán en capital humano específico de dicho país y adaptarán su stock, de modo que podrán llegar a competir con los trabajadores nacionales cualificados.” CEREIJO, E. (2005); El impacto de la inmigración de los nuevos socios en los mercados de trabajo de la Unión Europea; Papeles de Economía; nº 103; pág.218.

“TEORÍA DEL MERCADO DUAL DE TRABAJO (Piore, 1979): El mercado laboral de los países desarrollados se divide en un mercado primario, intensivo en capital y con trabajadores cualificados, y un segmento secundario, donde la producción es intensiva en mano de obra, con trabajadores poco cualificados que obtienen salarios y condiciones de empleo peores que los trabajadores que ocupan el mercado primario. Los países desarrollados demandarán trabajadores extranjeros para ocupar el segmento secundario debido a la escasez de mano de obra local. Y esto es consecuencia de que, a pesar de la existencia de considerables tasas de paro nacionales, la población nacional no desea desempeñar puestos de trabajo de bajo salario y malas condiciones laborales.” Op.cit.

 

Estudios económicos y jurídicos actuales

Monografías sobre temas de actualidad en el ámbito fiscal, penal, constitucional, mercantil, laboral, internacional...