Juan Valera: vida y obra literaria
Juan Valera y Alcalá Galiano nació en Cabra, Córdoba (España), el 18 de octubre de 1824 en el seno de una familia aristocrática. Sus padres, ambos de origen aristocrático, eran el marino José Valera Viaña y la Marquesa de la Paniega Dolores Alcalá Galiano. Los años de su niñez transcurrieron en el mundo rural andaluz, que después se reflejará en muchas de sus novelas.
Antes de iniciar sus estudios de Filosofía y Derecho en la Universidad de Granada, estudió Lengua y Filosofía en el seminario de Málaga entre 1837 y 1840 y en el colegio Sacromonte de Granada en 1841.
Ingresó en el cuerpo diplomático y desempeñó diversas funciones diplomáticas en varias embajadas (Nápoles, Lisboa, Río de Janeiro, Dresde y Rusia) y, más tarde, fue ministro plenipotenciario en diversas capitales europeas y en Washington. Fue diputado y ocupó importantes cargos en la administración. En 1861 ingresó en la Academia de la Lengua. La última etapa de su vida transcurrió alejada de toda actividad pública, a causa de su ceguera.
Valera fue un hombre de mundo, elegante, distinguido y refinado, de gran cultura y brillante ingenio, y con cierta dosis de escepticismo e ironía distanciadora.
A) Crítico y Ensayista
Juan Valera escribió interesantes artículos y ensayos filosóficos e histórico-políticos y numerosos estudios de crítica literaria sobre autores y obras clásicos y contemporáneos antes de dedicarse, tardíamente, a la novela. Es fundamental hacer mención de su numerosa correspondencia: las cartas de Valera, con prosa impecable, en las que plasma su experiencia viajera y amorosa y sus opiniones sobre muy diversos temas como los literarios.
B) Novelas
Valera se declara literariamente como un esteticista y se sintió alejado tanto del Romanticismo decadente como del Realismo y Naturalismo de su tiempo. Según él, la misión del novelista consiste en crear obras bellas e inteligentes que sirvan de entretenimiento, de lectura amable, no tanto dar testimonio de la realidad o defender posturas ideológicas. Debe embellecer la realidad, en caso de ser preciso, con el fin de evitar los aspectos desagradables.
Sin embargo, y a pesar de lo anteriormente dicho, las novelas de Valera se caracterizan en cierto modo por ser realistas al escoger ambientes precisos, personajes verosímiles y por el análisis psicológico, muy minucioso que hace de muchos de sus personajes.
Pepita Jiménez
La novela más importante de Juan Valera y la primera fue Pepita Jiménez publicada en 1874. Tiene forma epistolar en su mayor parte y narra el lento proceso de seducción de un seminarista, Luís Vargas, por una joven y hermosa viuda, Pepita Jiménez. Es una novela fundamentalmente psicológica, en la que el autor analiza la interioridad de los dos protagonistas. A través de la correspondencia entre Luis Vargas y un tío suyo sacerdote, personaje de gran importancia en la obra, se va presentando la lucha interior entre la vocación religiosa y la fascinación que al protagonista le produce Pepita. La evolución de Luis Vargas está perfectamente analizada: se trata de un proceso en el que se mezcla la seguridad jactanciosa, el falso misticismo, el desconocimiento del mundo, la soberbia espiritual, los remordimientos, angustias y dudas, hasta llegar, por fin, a la certeza de su ilusoria vocación y a la entrega a Pepita. Sobre el carácter de ésta también obtenemos un perfilado preciso a través de lo que de ella dicen otros personajes, sobre todo Luis.
Juanita la Larga
Aparecido en 1895, es otro acierto novelístico de Valera. Se trata de un relato amable en el que sobresale un personaje femenino, Juanita, en una trama amorosa en la que se incluyen muchas escenas costumbristas de la Andalucía natal del autor.
Otras novelas son El Comendador Mendoza (1877), Doña Luz (1879), Genio y figura (1897) y Morsamor (1899).
En las novelas de Valera predominan dos valores permanentes: la perfección clásica de su lenguaje: elegante correcto y expresivo, y el acierto y profundidad en el análisis psicológico e sus personajes, en especial de los femeninos.