Juan Boscán, Sonetos seleccionados

Boscán, que había cultivado con anterioridad y gran ingenio la lírica cortesana tradicional, introdujo los metros italianos en la poesía castellana. Su gran amigo, el embajador veneciano y humanista Andrés Navagiero, le animó a que ensayara los versos de corte italiano, en partícular el soneto.
1

Como aquel que'n soñar gusto recive,
su gusto procediendo de locura,
así el imaginar, con su figura,
vanamente su gozo en mí concive.

Otro bien, en mí, triste, no se scrive,
si no es aquel que mi pensar procura:
de cuanto ha sido hecho en mi ventura,
lo solo imaginado es lo que bive.

Teme mi coraçón d'ir adelante,
viendo'star su dolor puesto en celada,
y así rebuelve atrás en un instante

a contemplar su gloria ya pasada.
¡O sombra de remedio inconstante!:
ser en mí lo mejor lo que no es nada.

2


Pensando en lo pasado, de medroso,
hállome gran amor dentro en mi pecho;
bien sé que lo pasado ya es deshecho,
mas da el maginallo algún reposo.

De descansar estoy tan deseoso
que para reposar doquiera m'echo;
donde'spero descanso, allí es mi lecho,
aunque sea el descanso mentiroso.

Mas este descansar, siendo tan vano,
ha d'acabarse'n muy breve momento;
y el triste recordar está en la mano.

He de bolver a mi dolor temprano;
la cuenta de'sto es tal que no la cuento;
mas hallo lo que pierdo y lo que gano.
3

Como'l patrón que, 'n golfo navegando,
lleva su nao, y viendo claro'l cielo,
está más lexos de tener recelo
que si'stuviese en tierra paseando:

así yo por lo hondo travesando
de mi querer, que nunca tuvo suelo,
el rato que me hallo'star sin duelo,
que voy seguro luego'stoy pensando.

Pero después si el viento mueve guerra
y la braveza de la mar levanta,
acude'l nunca más entrar en barca,

y el voto d'ir a ver la casa santa,
y el desear ser labrador en tierra,
mucho más que'n la mar un gran monarca.

4

Como'l triste que a muerte'stá juzgado,
y desto es sabidor de cierta sciencia,
y la traga y la toma en paciencia,
poniéndos'al morir determinado;

tras esto dízenle que's perdonado,
y'stando así se halla en su presencia
el fuerte secutor de la sentencia
con ánimo y cuchillo aparejado:

así yo, condenado a mi tormento,
de tenelle tragado no me duelo,
pero, después, si el falso pensamiento

me da seguridad, d'algún consuelo,
bolviendo el mal, mi triste sentimiento
queda embuelto en su sangre por el suelo.
5

¡O si acabase mi pensar sus días,
o fuese d'eternal sueño oprimido!
No es bien bivir, trayéndome'l sentido
pesadas y continas chismerías:

o me carga de tristes fantasías
o me da el bien tan corto y tan medido
que me'spanto de que s'an mantenido,
con su tanto gastar, las penas mías.

Viéndome Amor gemir de fatigado,
sobre'sto de mi mal me'stá acallando;
mas aun conmigo en esto se desmide,

como madre con hijo regalado,
que si le pide rejalgar, llorando,
no sabe sino dalle lo que pide.

6

¿No basta el mal a siempre fatigarme,
sin que también el bien me dé tormento?
Yo'stava ya conmigo en buen asiento,
para cuanto dolor quisiesen darme.

Podía el no'sperar harto ayudarme,
y, por vieja costumbre, '1 pensamiento
hallava en el penar contentamiento,
o cosa que bastava a contentarme.

Aún me'storva el Amor tan baxo'stado,
dándome de plazer alguna vista,
con la cual se rebuelve mi cuidado,

y el mal con quien yo'stava concertado
con el venir del bien se me'nemista,
y buelve andar mi reino levantado.
7

¡O si acabase mi pensar sus días,
o fuese d'eternal sueño oprimido!
No es bien bivir, trayéndome'l sentido
pesadas y continas chismerías:

o me carga de tristes fantasías
o me da el bien tan corto y tan medido
que me'spanto de que s'an mantenido,
con su tanto gastar, las penas mías.

Viéndome Amor gemir de fatigado,
sobre'sto de mi mal me'stá acallando;
mas aun conmigo en esto se desmide,

como madre con hijo regalado,
que si le pide rejalgar, llorando,
no sabe sino dalle lo que pide.

8

¿No basta el mal a siempre fatigarme,
sin que también el bien me dé tormento?
Yo'stava ya conmigo en buen asiento,
para cuanto dolor quisiesen darme.

Podía el no'sperar harto ayudarme,
y, por vieja costumbre, '1 pensamiento
hallava en el penar contentamiento,
o cosa que bastava a contentarme.

Aún me'storva el Amor tan baxo'stado,
dándome de plazer alguna vista,
con la cual se rebuelve mi cuidado,

y el mal con quien yo'stava concertado
con el venir del bien se me'nemista,
y buelve andar mi reino levantado.

9

Soy como aquel que vive en el desierto,
del mundo y de sus cosas olvidado,
y a descuido veis donde l'ha llegado
un gran amigo, al cual tuvo por muerto.

Teme luego d'un caso tan incierto;
pero, después que bien s'ha segurado,
comiença a holgar pensando en lo pasado,
con nuevos sentimientos muy despierto.

Mas cuando ya este amigo se le parte,
al cual partirse presto le conviene,
la soledad empieça a selle nueva;

con las yervas del monte no s'aviene;
para'l yermo le falta toda el arte;
y tiembla cada vez que'ntra en su cueva.

10

Quisiera Amor a su prision bolverme
por castigar mi libre sentimiento,
y diome de su mano un tan gran tiento,
que uviera en aquel punto de vencerme;

pero tan cierto vi luego el perderme,
que'sto solo'scusó mi perdimiento,
y fue'l primer afeto tan sin tiento,
que al segundo fue fuerça rehazerme.

Si con armas, Amor, acostumbradas,
como otras vezes sale, me saliera,
según en salvo'stoy, quiçá'sperara.

Mas estas aventuras desusadas
espérelas y empréndalas quienquiera,
que yo no oso'sperar muerte tan clara.